"Buenas noches,
señores..." Queipo de Llano charla que te charla por Unión
Radio Sevilla. Ha desplazado del micrófono al locutor Carlos
Bendito, que le dice la guasa de la gente Carlos Bendito y
Alabado. Ahora el bendito y alabado, y el maldito y denostado,
todo en una pieza, es el sublevado don Gonzalo Queipo de Llano
y Sierra, una estrella de general en la bocamanga formalmente
todavía pero en la voz del ordeno y mando de los bandos de
guerra, todas las estrellas de capitán general con mando en
plaza. En plaza de Utrera, en plaza de Lora del Río, en plaza
de Azuaga, en plaza de Peñaflor, plazas conquistadas por los
nacionales, plazas de sábanas en los balcones a modo de
bandera blanca de rendición, plazas de manos en alto de
sindicalistas y jornaleros, camino de las tapias de los
cementerios.
Suena por
Unión Radio Sevilla, EAJ-5, una y otra vez el himno de Riego,
y Queipo dice "arriba los corazones", y parece que todo es tan
republicano como el desfile del 14 de abril en Madrid, donde
este último romántico ha montado el caballo blanco del Rey Don
Alfonso XIII. Suena una vez más la placa de Estrellita Castro,
el caballo blanco del Rey que montó el republicano Queipo en
el Madrid tricolor del 14 de abril es ahora la jaca que galopa
y corta el viento caminí..., chím, pún, ...to de Jerez. La
quiero lo mismito que al gitano que me está dando tormento,
este Queipo de Llano de las noches de radio, buenas noches,
señores, ¿será por decir buenas? ¿Pero cómo van a ser buenas,
mi general, estas noches que en La Vinícola tienen el
reservado donde Díaz Criado firma las listas de las sacas del
Cine Jáuregui? ¿Cómo van a ser buenas noches estas noches que
acaban en las madrugadas de los kilómetros 4 de las carreteras
de Carmona de toda Andalucía? La jaca de Estrellita Castro va
diciendo que es caminí..., chím, pún, ...to de Jerez donde
galopa, pero hay otros caminitos, ay, por donde llevan a Blas
Infante hacia el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, el
caminito por donde García Lorca va hacia el Barranco de Viznar
cortando limones hasta hacer de oro la senda de la sangre y la
venganza.
Sus
compañeros generales africanos sublevados han mandado a Queipo
a Sevilla la Roja como quien lo envía al matadero. No se fían
de Queipo ni se fían de Sevilla. Mandan a Queipo de Sevilla
como en una escena de tragedia griega, sabedores de que va a
la muerte en la tierra republicana de don Diego Martínez
Barrio, en la tierra comunista de Pepe Díaz. No saben que
también a mandado a Queipo a la tierra de las derechas de la
CEDA de don Manuel Giménez Fernández. Ni conocen a Queipo. No
saben que es de Caballería, un conspirador eterno, el de
Cuatro Vientos, el último romántico de una carga en la guerra
de Cuba. No saben que en Sevilla, ciudad cobarde, gustan los
toreros de valor. Se admira lo que no se tiene. Y don Gonzalo
será lo que sea, y dirá lo que quiera decir en estas noches de
sangre y venganza de las charlas, buenas noches, señores, pero
ha tomado Sevilla como aquí se sale por la puerta grande: con
mucho arte y mucho valor. El valor ha sido irse al cuartel del
Regimiento de Soria con la pistola amartillada y reducir a la
oficialidad sin disparar un tiro. Y marchar luego a Capitanía
y sentar plaza de traición a la bandera tricolor deteniendo al
general Villa Abrille. Hecho lo cual, empieza el arte: la
concentración de las pocas tropas sublevadas en la Plaza
Nueva, para bombardear el Gobierno Civil de Varela Rendueles;
los camiones de los soldados, de los pocos soldados que quedan
en Sevilla sin permiso en el mes de julio, dando vueltas por
la ciudad. Y la radio. Queipo de Llano inventó los 40
Principales de la guerra de la radio. Fue como la guerra de
los mundos de Orson Welles, pero con fuego real y con
extraterrestres que desembarcaban en La Campana procedentes
del Casino Sevillano y del Círculo de Labradores, con una
chaqueta blanca, un brazalete de las Milicias y un nuevo corto
en la mano.
Queipo se
adelanta a los tiempos, a Churchill y a la BBC de la batalla
de Inglaterra, a De Gaulle y a la Cruz de Lorena de la
liberación de Francia. Sabe que el micrófono es el arma más
poderosa con que cuenta en una Sevilla la Roja que en un
momento, cobarde y desarmada, ha dejado de ser roja comunista
libertaria y de ser morada republicana y que está amarilla de
miedo ante sus bravatas de la radio: "Y mañana tomamos Utrera,
así que vayan sacando las mujeres los mantones de luto"...
Para las derechas, Queipo se hace como de la familia, en un
adelanto de la radio hogareña de diez, de veinte años más
tarde. Queipo hace el trágico concurso de "Lo toma o lo deja",
el "No de Lirola" a las libertades constitucionales, y por
cómo insulta a los dirigentes republicanos, hasta ayer por la
mañana sus amos y señores, hace el "Conozca usted a sus
vecinos", a sus vecinos del Gobierno leal de Madrid, al otro
lado de las alambradas que van partiendo en dos a Andalucía,
partiendo en dos a España. Hay una Unión Radio sublevada, en
Sevilla, con Queipo, y una Unión Radio leal, en Madrid, con La
Pasionaria. Desde Madrid, La Pasionaria dice que "no pasarán".
Desde Sevilla, Queipo amenaza con que van a pasar.
Pasaron.
Más sobre guerra civil en Estampas
de la Guerra Civil en
Sevilla