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Memoria de Andalucía

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   sábado 12 de diciembre de 1998


Queipo de Llano, en Radio Sevilla

Queipo de Llano, visto por Idígoras y Pachi

Queipo de Llano, visto por Idígoras y Pachi

"Buenas noches, señores..." Queipo de Llano charla que te charla por Unión Radio Sevilla. Ha desplazado del micrófono al locutor Carlos Bendito, que le dice la guasa de la gente Carlos Bendito y Alabado. Ahora el bendito y alabado, y el maldito y denostado, todo en una pieza, es el sublevado don Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, una estrella de general en la bocamanga formalmente todavía pero en la voz del ordeno y mando de los bandos de guerra, todas las estrellas de capitán general con mando en plaza. En plaza de Utrera, en plaza de Lora del Río, en plaza de Azuaga, en plaza de Peñaflor, plazas conquistadas por los nacionales, plazas de sábanas en los balcones a modo de bandera blanca de rendición, plazas de manos en alto de sindicalistas y jornaleros, camino de las tapias de los cementerios.

Suena por Unión Radio Sevilla, EAJ-5, una y otra vez el himno de Riego, y Queipo dice "arriba los corazones", y parece que todo es tan republicano como el desfile del 14 de abril en Madrid, donde este último romántico ha montado el caballo blanco del Rey Don Alfonso XIII. Suena una vez más la placa de Estrellita Castro, el caballo blanco del Rey que montó el republicano Queipo en el Madrid tricolor del 14 de abril es ahora la jaca que galopa y corta el viento caminí..., chím, pún, ...to de Jerez. La quiero lo mismito que al gitano que me está dando tormento, este Queipo de Llano de las noches de radio, buenas noches, señores, ¿será por decir buenas? ¿Pero cómo van a ser buenas, mi general, estas noches que en La Vinícola tienen el reservado donde Díaz Criado firma las listas de las sacas del Cine Jáuregui? ¿Cómo van a ser buenas noches estas noches que acaban en las madrugadas de los kilómetros 4 de las carreteras de Carmona de toda Andalucía? La jaca de Estrellita Castro va diciendo que es caminí..., chím, pún, ...to de Jerez donde galopa, pero hay otros caminitos, ay, por donde llevan a Blas Infante hacia el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, el caminito por donde García Lorca va hacia el Barranco de Viznar cortando limones hasta hacer de oro la senda de la sangre y la venganza.

Sus compañeros generales africanos sublevados han mandado a Queipo a Sevilla la Roja como quien lo envía al matadero. No se fían de Queipo ni se fían de Sevilla. Mandan a Queipo de Sevilla como en una escena de tragedia griega, sabedores de que va a la muerte en la tierra republicana de don Diego Martínez Barrio, en la tierra comunista de Pepe Díaz. No saben que también a mandado a Queipo a la tierra de las derechas de la CEDA de don Manuel Giménez Fernández. Ni conocen a Queipo. No saben que es de Caballería, un conspirador eterno, el de Cuatro Vientos, el último romántico de una carga en la guerra de Cuba. No saben que en Sevilla, ciudad cobarde, gustan los toreros de valor. Se admira lo que no se tiene. Y don Gonzalo será lo que sea, y dirá lo que quiera decir en estas noches de sangre y venganza de las charlas, buenas noches, señores, pero ha tomado Sevilla como aquí se sale por la puerta grande: con mucho arte y mucho valor. El valor ha sido irse al cuartel del Regimiento de Soria con la pistola amartillada y reducir a la oficialidad sin disparar un tiro. Y marchar luego a Capitanía y sentar plaza de traición a la bandera tricolor deteniendo al general Villa Abrille. Hecho lo cual, empieza el arte: la concentración de las pocas tropas sublevadas en la Plaza Nueva, para bombardear el Gobierno Civil de Varela Rendueles; los camiones de los soldados, de los pocos soldados que quedan en Sevilla sin permiso en el mes de julio, dando vueltas por la ciudad. Y la radio. Queipo de Llano inventó los 40 Principales de la guerra de la radio. Fue como la guerra de los mundos de Orson Welles, pero con fuego real y con extraterrestres que desembarcaban en La Campana procedentes del Casino Sevillano y del Círculo de Labradores, con una chaqueta blanca, un brazalete de las Milicias y un nuevo corto en la mano.

Queipo se adelanta a los tiempos, a Churchill y a la BBC de la batalla de Inglaterra, a De Gaulle y a la Cruz de Lorena de la liberación de Francia. Sabe que el micrófono es el arma más poderosa con que cuenta en una Sevilla la Roja que en un momento, cobarde y desarmada, ha dejado de ser roja comunista libertaria y de ser morada republicana y que está amarilla de miedo ante sus bravatas de la radio: "Y mañana tomamos Utrera, así que vayan sacando las mujeres los mantones de luto"... Para las derechas, Queipo se hace como de la familia, en un adelanto de la radio hogareña de diez, de veinte años más tarde. Queipo hace el trágico concurso de "Lo toma o lo deja", el "No de Lirola" a las libertades constitucionales, y por cómo insulta a los dirigentes republicanos, hasta ayer por la mañana sus amos y señores, hace el "Conozca usted a sus vecinos", a sus vecinos del Gobierno leal de Madrid, al otro lado de las alambradas que van partiendo en dos a Andalucía, partiendo en dos a España. Hay una Unión Radio sublevada, en Sevilla, con Queipo, y una Unión Radio leal, en Madrid, con La Pasionaria. Desde Madrid, La Pasionaria dice que "no pasarán". Desde Sevilla, Queipo amenaza con que van a pasar. Pasaron.

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